En un entorno global caracterizado por la crisis medioambiental, la ética empresarial desempeña un papel clave en el desarrollo de modelos empresariales sostenibles e innovadores. Como señala Micheli (2002), los mercados medioambientales surgen de la interacción entre agentes sociales, políticos y económicos que responden a la urgencia de la protección del medio ambiente incorporando principios éticos a sus estrategias.

Ejemplos como el proyecto de Guadalajara muestran cómo la ética empresarial puede traducirse en medidas concretas como la modernización tecnológica y la introducción de sistemas de gestión medioambiental mediante la cooperación entre empresas, universidades y organizaciones internacionales. En la frontera norte de México, la creación de instituciones binacionales también muestra cómo las exigencias éticas están impulsando nuevas formas de financiación y gestión medioambiental.